sábado, 16 de octubre de 2010

Pequeño paréntesis lleno de estupideces

Bueno, hoy quería actualizar, porque hace siglos que no lo hago y porque quería daros las gracias de alguna manera por ser ya catorce. No lo he hecho antes porque he tenido ciertos problemillas con virus informáticos, un italiano cabrón y la falta de inspiración. Ninguno está solucionado, así que haré lo que pueda... no me peguéis ;)

Esta mañana me he despertado de un humor neutro. A mediodía estaba de mal humor, luego algo más contenta, luego otra vez de mal humor, y ahora... ahora estoy deseando que llegue mañana, no por nada especial, sólo para vivir el día de mañana y todos los que van detrás. Sonará cursi y filosófico, pero simplemente es así. Y ¿sabéis qué me ha hecho cambiar de humor tantas veces? La lluvia, pasar un rato con ellas, que una de ellas se lo encuentre en el autobús y yo no esté allí para mirarle con la boca abierta, una conversación por teléfono con mi prima y un montón de pulseras que he encontrado guardadas en un cajón. Nada más, esas cosas insignificantes son las que hacen que tu día sea bueno o malo. Yo no sé cómo ha sido el mío, sólo sé que quiero que llegue mañana. Y el lunes especialmente, para aclarar un par de dudas que tengo (y no precisamente sobre las clases, ojalá fuera tan fácil). Aunque que no lo sea, por otra parte, también es más interesante. Aunque vaya a darme de bruces con un muro por hacerme ilusiones, que sé que ocurrirá, aunque me vuelva a desilusionar y vuelva a desear con todas mis fuerzas volver a casa, que también sé que pasará, aunque me ponga a llorar escuchando una canción que conozco de memoria, sola e intentando que nadie me oiga. Todo eso pasará, forma parte de la vida: ¿qué mérito tendría ser feliz sin haber tenido que esforzarte para serlo?
Los que consiguen levantarse después de caer una y otra vez son los que merecen ser felices, y los que lograrán serlo.
Ánimo a todos y levantaos después de caer, siempre, merecerá la pena.

lunes, 4 de octubre de 2010

La chica camuflada que en realidad es especial.

Me gustas porque eres única. Porque me encanta esa mirada irónica, desafiante y divertida que pones en cuanto quieres llevar la contraria, que es, básicamente, el noventa por ciento del tiempo. Me gustas porque, aunque intentes negarlo, eres una romántica. Porque tienes un corazón que no te cabe en el pecho, porque lloras como una madalena con cualquier escena triste, y lo que es mejor, porque nunca lo reconoces. Porque quieres parecer fuerte e indestructible, y lo eres en los momentos en los que verdaderamente es necesario ser valiente. Porque te sabes de memoria versos y versos de poetas conocidos, desconocidos, y aún por definir. Me gustas porque eres testaruda, porque sólo yo sé qué hacer y decir para que siempre estés contenta. Porque aunque eres una científica orgullosa, crees en el Destino y en chorradas como el horóscopo que más de una vez me han sacado una sonrisa.
Porque eres el radiante como el día y, al mismo tiempo, tímida como la noche. Y eso sólo puede serlo alguien como tú. Curiosa y desesperadamente única.


(He cambiado el diseño del blog, el anterior ya me aburría :3
Aunque para qué mentir, este tampoco me apasiona... ¿qué opináis?)

domingo, 3 de octubre de 2010

Como los Niños Perdidos.

Ellos tenían la fórmula que rompía en pedacitos y quemaba en llamas azules todos los malos momentos, sabían cómo saltar por la ventana con los brazos muy abiertos y volar muy alto, tan alto que ni siquiera las estrellas les podían alcanzar. Sabían correr más rápido que el tiempo en una tarde con amigos, saltaban tan alto que rozaban Neptuno con los dedos, su sonrisa era tan grande que daba la vuelta al mundo. Porque no hacían caso a las condiciones dictadas por los adultos aburridos, sólo se preocupaban en flotar entre las nubes y reír a carcajadas.
Ellos eran los Dueños del Mundo. Y cuando crecieron, se encargaron de que hubiera normas que los siguientes Dueños pudieran romper para sentirse más vivos que nunca.

sábado, 2 de octubre de 2010

-

Ojalá tú y tu perfección os fuerais al fondo del mar...
sólo un ratito, para que pueda respirar.