martes, 28 de septiembre de 2010

-

Porque te necesito más que al jodido aire que respiro.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Hay quien cambia demasiado rápido...

Y, poco a poco, cambiamos. Tú te volviste más mayor, menos niña, pero no en el buen sentido. Querías disfrazarte de mujer fatal con ropa ajustada y demasiado maquillaje. Ya no reías y hacías bromas a todas horas, sin importarte lo que pensaran los demás. Dejaste de contarme lo que pasaba por tu cabecita. Y yo, idiota de mí, no quise darle importancia.
Yo también cambié, lo sé, también me hice más mayor, y te presté menos atención. Y todo porque sabía que mis nuevas amigas no te querían tanto como yo.

Y ahora, de pronto, estás a miles de kilómetros de ditancia. Y nos separa el océano más grande. Estás 'al otro lado del charco', como decías tú, y ni siquiera nos despedimos. Ni tú me buscaste, ni yo te llamé. Tal vez fuera lo mejor, porque, ¿sabes? Odio las despedidas más que nada en el mundo. Pero contigo era diferente. Contigo siempre lo fue. Contigo podía ser más yo misma de lo que hasta ahora he podido ser con nadie.

Lo peor de todo, es que ya no siento nada al respecto.


(Perdón si esta entrada no ha sido nada interesante... necesitaba decir aquí lo que no le podía decir a nadie. Así que... gracias por aguantarme (:)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Y todo por su culpa...

Él la hechizó con su cara perfecta y su mirada que atraviesa cualquier cosa. Con su forma de andar, con su madurez, con su cuerpo, con su voz, con su forma de mirarla un segundo cada vez que ella, ilusa, pasaba por delante. Él la hipnotizó hasta que la pobre no sabía qué hacer, adónde mirar, cómo comportarse cuando estaba cerca. Él era el motivo por el que la pequeña se ponía nerviosa cinco minutos antes de entrar en clase y sólo deseaba irse corriendo a casa. Él, sin saberlo, se había convertido en el dueño de su corazón. Él y toda su perfección. Y lo peor es que él nunca lo supo. Ni vivieron felices, ni comieron perdices.

Y así es como mi pequeña amiga sufrió por mal de amores.

*

I think he can see through
Everything but my heart...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

.

Es cuando, sólo con recordar que le vas a ver al día siguiente, notas mariposas en el estómago. Es cuando, aunque sepas que no va a ser tuyo, seas feliz cada vez que le ves. Es cuando puedes pasarte horas mirándole y admirandole. Es cuando, aturdida, te preguntas: ¿cómo puede existir alguien tan perfecto? Es cuando se te forma un nudo en el estómago y empiezas a temblar de nerviosismo, cinco minutos antes de llegar a donde está él. Él. Sólo él. Y nadie más. Cuando te sientes identificada con todo esto, y a la vez piensas que no puede ser más cursi y patético, es cuando sólo quieres que llegue y te abrace, y te sonría. A ti, y sólo a ti.

martes, 21 de septiembre de 2010

Y, de repente.... ¡BUM!

A veces lo que necesitamos, simplemente, es una explosión. Chillar con todas nuestras fuercas, soltar todo lo que tenemos dentro y explotar en millares de partículas, que floten libres por el universo. Sin rumbo, ligeras, rápidas... Solitarias.
A veces, simplemente, lo que necesitamos es estallar. Es tan sencillo que no se puede escribir nada más sobre eso.

Coge aire, coge fuerzas y... crea tu pequeño Big Bang. Y si a los demás no les gusta, que se jodan.