miércoles, 12 de mayo de 2010

Porque siempre habrá una chica ingenua que crea en el amor.

No, imposible. Se niega aceptar lo que aquella enfermera les está contando. Niega obstinadamente con la cabeza, sin que nadie se fije en ella, con los brazos firmemente cruzados sobre el pecho. ¿Qué les está contando?, os preguntaréis. Que el "amor", esa fuerza que te provoca mariposas en el estómago y sonrisas sin motivo, es pura reacción química. Que luego, cuando esa reacción se ha pasado, lo que nos mantiene unidos a esa persona son los lazos afectivos. ¡NO! Ella se niega a creerlo. Sigue pensando que el amor es mágico, una fuerza más poderosa que toda la química, la física y las matemáticas juntas. No va a aceptar esas palabras, prefiere taparse las orejas con las manos y tararear una balada para ahogar la voz de la mujer. Aunque esté demostrado que se equivoca, ella nunca dejará de creer en la magia de esa fuerza, aunque todos la acorralen y le griten que es mentira, ella cerrará los ojos y seguirá creyendo. ¿Quién lo hará, si no? ¿Cómo sobrevivirá el amor si nadie tiene fe y lucha por él? De eso no hay que preocuparse, ella lo hará. Aunque signifique vivir equivocada, llevándose una desilusión tras otra; ella lo hará. Porque esa sensación de bienestar y esperanza que proporciona aquello por lo que está luchando le ayuda a aguantar todos los golpes y los dolores de aquellos que intentan abrirle los ojos.

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